sábado, 14 de noviembre de 2009

Pavic/Reis

"Entonces el sueño de Cohen se vació de golpe como el lecho de un río. Ya habría debido despertarse pero no había nadie para soñar su realidad, como hacía Brankovich cuando vivía. Y así le sucedió a Cohen lo que tenía que sucederle. Masudi vio que en el sueño de Cohen, un sueño que se transformaba en agonía, todas las cosas perdían como los cabellos que caen, sus nombres, y el mundo quedó en una puerza virginal. Como el primer día de la Creación. Sólo los primeros números y las letras del alfabeto que nombran a los verbos brillaban en torno a Cohen como lágrimas de oro. Y entonces aprendió que los números de los diez mandamientos son también verbos y que cuando se olvida una lengua, éstos son los últimos en desaparecer. Resisten como un eco aun cuando los mandamientos han desaparecido de la memoria."

"
¡Tan pronto pasa todo cuanto pasa!
¡Muere tan joven ante los dioses cuanto
muere! ¡Todo es tan poco!
Nada se sabe, todo se imagina.
Rodéate de rosas, ama, bebe
y calla. Lo demás es nada.
"